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La palabra escrita es un arma de las Mujeres que Escriben

En conmemoración del Día de la Mujer, el área de Lenguaje de la Universidad de Ibagué convocó a escritoras de la región para socializar su producción literaria y relatar los desafíos y particularidades inmersos en la escritura cuando se es mujer.

En el conservatorio participaron:
Nubia Alvis, integrante del Taller Relata, quien aborda la temática sobre desaparecidos mediante la poesía y la literatura fantástica.

Lika Rodríguez, estudiante de Licenciatura en Lengua Castellana, ganadora del Premio Nacional de Poesía, quien asume que su producción literaria debe ser necesariamente política.

Nelcy Leyton, abogada de profesión, una mujer adulta que ha encontrado en la escritura la oportunidad de ser y decir. Textos de su autoría han sido publicados en la revista Descalzos o en chancletas.
Myriam Patricia Coba, profesora de tiempo completo de la Universidad de Ibagué, científica social con la sensibilidad para hacer literatura con múltiples publicaciones en diversas líneas.

Como introducción a la lectura, la profesora Martha Fajardo Valbuena reflexionó sobre el carácter contestatario de las mujeres que escriben a lo largo de la historia, la intención de ocultar su producción en hace tan solo unas décadas atrás y la actual multiplicidad de quehaceres que acompañan a las escritoras contemporáneas al ser madres, esposas, profesionales y amas de casa.

Las escritoras compartieron, con los asistentes, cómo desde sus textos hacen catarsis y rompen con estereotipos que las hostigan como la edad, la ideación de la mujer abnegada y la silueta, entre otros.
 
 
Anorexia

Los jeans no entraron a mi cuerpo, la camiseta se me ajustó.
Los huevos al desayuno no los soporté. El almuerzo ni se diga, lleno de harinas, carnes, verduras tampoco comí. Los aeróbicos me tomaban toda la tarde, cuando terminé tuve hambre, pero siempre las aromáticas fueron la solución. La cena no fue problema nunca quise y eso lo respetaron en mi casa.

Probé muchas dietas, pero la más efectiva fue no comer nada. Los genes nunca mienten. Yo gordita siempre fui, pero gracias a ciertos trucos le hice un poco el quite. Tomé mucha agua antes de comer, para no tener hambre. Mastiqué y boté la comida. Me metí el dedo en la boca para provocar el vómito de lo comido. Me hice la enferma para no comer, aunque los calambres y las náuseas sí fueron reales. Mi menstruación desapareció, ya volverá. Mis dientes manchados tampoco son motivos de alarma, todavía están ahí. Para mi piel rugosa, mi mamá me compró las cremas. Para mis uñas partidas, endurecedor.
Mis caballos adheridos a la almohada cada mañana son recogidos, tampoco son tantos. Dijo mi padre que mis catorce costillas las contó perfectamente, la verdad exagera.

Últimamente mi padre insistió en llevarme a la clínica, y claro, por hacerle caso, allí me dejaron. El suero entró gota a gota a mi vena. La aguja no es grande. Las enfermeras me ayudaron a pararme al baño, fueron amables. Solicité otra cobija, porque los vellos de mi cuerpo se erizaron. La verdad no sé por qué estoy en esta clínica, yo solo estoy gorda y debo bajar de peso.

Nelcy Leyton

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En el conversatorio también se dio muestra de los avances de las luchas de las mujeres, presentando a cuatro mujeres dueñas de sus destinos, que palpan mundo y lo construyen con sus propias manos en la realidad y en su universo literario.

Son mujeres fuertes que viven sin temor y sin deseo de aceptación frente a nadie, y que hacen con los astros signos que cuentan sus sentires:
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¡Cúbrete!
La Luna está
Húmeda, se mojó
En el mar.
¡Cúbrete!
El Sol está celoso
Ayer rayó la mar
Iracundo secó la lluvia
Ayer rabió.
¡Cúbrete!

Myriam Patricia Coba